Gabriel Molina es cordobés, desde hace 35 años se dedica al servicio de su ciudad y cumple jornadas eternas para rescatar personas de una de las peores situaciones que se puede enfrentar: un incendio.
En enero de este año se enteró, tras una prolongada gastroenteritis, que tiene un tumor maligno en el colon y desde hace algunos meses comenzó un tratamiento oncológico pero lejos de cambiar su rutina, Molina continúa asistiendo incendios como siempre.
A pesar del cansancio, Gabriel empieza muy temprano y termina último. Asegura que su actividad lo “mantiene vivo”.
Ahora tiene otra lucha que afrontar: debe continuar con un exhaustivo tratamiento para luego extirpar el tumor. Las esperanzas y vitalidad de Gabriel dan fuerzas a otras familias que padecen una situación similar.
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