Bajar de peso suele ser uno de los objetivos primarios al incluir la actividad física en la rutina diaria. Se trata de una meta que en ocasiones es tan deseada que puede volverse una obsesión, impulsando a subirse constantemente a la balanza para verificar la incidencia de los ejercicios en el cuerpo. Allí, el descenso significa un progreso y el aumento, un retroceso. Pero según el caso de la instructora física Katie Scarlett Lolas, no es tan así.
Esta australiana de 32 años se hizo famosa por su actividad en las redes sociales, en las que brinda consejos de alimentación y técnicas para ejercitarse, y muestra en imágenes su reluciente figura. Entre ellas, se repiten las publicaciones del antes y después que reflejan la transformación que logró en un lapso de dos años. Un cambio sustancial al que -sostiene- llegó ignorando el peso.
Disconforme con su figura, hace dos años Katie empezó a llevar una vida saludable. Se sometió a extenuantes días de trabajo físico y varios planes alimentarios, en los que no encontró los resultados esperados. «Adelgazaba seis kilos, luego engordaba nueve», recordó.
En medio de aquel tramo de resignación, decidió dar un giro rotundo. Primero, abandonó las dietas. Siguiendo un enfoque menos restrictivo se propuso metas de corto alcance, realizando pequeños cambios en la ingesta diaria. Así, por ejemplo, fue abandonando el azúcar y comenzó a incluir en las comidas una mayor cantidad de proteínas (pavo, huevo) y grasas saludables (aguacate, frutos secos).
En cuanto a los entrenamientos, incorporó el levantamiento de pesas en las sesiones, algo que hoy, en calidad de bloguera fit, aconseja más allá de que muchas mujeres tienen reparos de volverse demasiado voluminosas. «Solía estar obsesionada con estar ‘flaca’, pero ahora aprecio ser fuerte. Construir músculo y mejorar mi salud y condición física es increíblemente satisfactorio, tanto mental como físicamente», dijo.
Entre cada una de las publicaciones compartidas, apuntó su rutina en detalle: 30 minutos de cardio en ayunas (caminar, correr o andar en bicicleta) por la mañana y por la tarde, prácticas de fuerza y estiramientos con peso ligero. Según afirma, con 40 minutos y tres veces por semana, esto le bastó para aumentar la masa muscular. Y hoy, con 5 kilos más (pasó de 68 a 73), luce una silueta más estilizada, mucho más acorde a sus expectativas.
Sin embargo, para ella el cambio esencial fue el de mentalidad, ya que dejó de controlar su peso, de estar pendiente de cada gramo que aumentaba o perdía. «Tu condición física es 100% mental. Tu cuerpo irá hacia donde tu mente lo empuje. Es hora de deshacerse de las escalas y dejar de pensar que el peso es relevante para el éxito», escribió en una de las fotos en las que demostró que obteniendo más peso, pudo lucir más delgada y tonificada.
«Han sido dos años de esfuerzo, pero me siento más fuerte, más sana y con más confianza que nunca en toda mi vida. El entrenamiento no es una tarea ardua, se ha convertido en mi forma de vida. No hago regímenes, tomo decisiones saludables y mi peso ya no determina mi idea de éxito», aseveró.
En diálogo con Infobae, el profesor de educación física y personal trainer Francisco Ozores opinó sobre el caso. Primero, señaló que es conveniente no abandonar el pesaje y hacerlo de manera mensual, para poder tener la posibilidad de modificar los objetivos impuestos, dependiendo del progreso. Por otra parte, abonó la teoría de no guiarse solamente por la balanza, como le sucedía hace dos años a Lolas: «El peso es relativo, lo que importa es la composición del mismo. Saber cuánto es de tejido magro, de grasa, de tejido óseo, de piel, de agua».
«Siempre recomiendo no usar el peso como un parámetro, sino tenerlo como un dato más. Para esto es fundamental el trabajo de la antropometría, un estudio en el que se explora tanto los perímetros como los pliegues subcutáneos de la piel y la densidad ósea, como para determinar más allá de la talla, sexo o edad, cuál es el peso objetivo que se debería tener», agregó Ozores. Y clarificó que para efectuar una antropometría y poder reconocer la composición corporal se necesita un mínimo de 18 a 20 datos, entre los cuales uno de ellos es el peso.
El especialista explicó que antes de todo lo primordial es tener en cuenta la diferencia entre los conceptos bajar de peso y adelgazar, que la marca el grado de voluminosidad: «Entre un kilo de músculo y un kilo de grasa, el primero es de mucho menor volumen. Entonces, si quemás un kilo de grasa perdés mucho más volumen que ganando un kilo de músculo, por lo que podés verte más flaco pero el peso sigue siendo el mismo o superior».
Los resultados no son típicos y pueden variar de persona a persona.
Fuente: Infobae