Los médicos cardiólogos intervencionistas han decidido suspender las prácticas de colocación de stents y angioplastias el 13 y 14 de agosto en todo el país, incluyendo Santa Fe, en protesta por la crítica situación económica que afecta al sector. Esta medida se toma en respuesta al aumento exponencial de los insumos necesarios para estos procedimientos, que no están cubiertos adecuadamente por los pagos de las obras sociales.
Desde Santa Fe, los profesionales han señalado que el incremento en el costo de los insumos ha sido «exponencial». Esteban Quarchioni, delegado del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) a nivel local, afirmó que los módulos que pagan las obras sociales no cubren los costos actuales de los procedimientos, lo que ha llevado a una situación insostenible. Los médicos han solicitado la intervención urgente del Gobierno nacional para resolver este conflicto.
Impacto en los Pacientes
El CACI advirtió que la suspensión de estos procedimientos representa un riesgo significativo para los pacientes cardíacos. Durante los días de protesta, solo se atenderán emergencias con riesgo de vida para evitar desproteger a la población. Los cardiólogos subrayan que sus prácticas salvan aproximadamente 200,000 vidas al año en Argentina y que la falta de una solución incrementará las muertes por enfermedades cardíacas, la principal causa de muerte en el país y el mundo.
Ya se había declarado en mayo un estado de emergencia en la especialidad debido a la «tormenta perfecta» causada por honorarios profesionales erosionados por la inflación y el aumento drástico de los costos de insumos. Estos incluyen equipos de última tecnología como angiógrafos, contrastes iodados, catéteres y balones, cuyo precio ha subido exponencialmente.
Quarchioni describió que el aumento de costos ha llevado a una ralentización burocrática en la autorización y programación de estudios por parte de las obras sociales. Los módulos actuales de pago no cubren los procedimientos, lo que genera conflictos con los sanatorios y retrasa las prácticas médicas necesarias.
Los cardiólogos advierten que, si no se recibe una respuesta adecuada por parte de las prepagas, las obras sociales y el Gobierno, la medida de fuerza podría intensificarse, llevando a un deterioro irreversible de la especialidad. En el caso de infartos de miocardio, la alternativa a los stents son tratamientos con drogas más costosas y menos efectivas, lo que eventualmente también requerirá angioplastias con stents para completar el tratamiento.