Más de 650 millones de personas en el mundo padecen obesidad, una condición cuya prevalencia sigue aumentando y que está estrechamente relacionada con enfermedades graves como la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Ante este preocupante panorama, un consenso internacional de 58 expertos, respaldado por sociedades científicas y médicas, propuso una nueva forma de clasificar la obesidad para mejorar su diagnóstico y manejo. Este marco, publicado en The Lancet Diabetes & Endocrinology, introduce las categorías de obesidad clínica y obesidad preclínica.
¿Qué es la obesidad preclínica?
La obesidad preclínica se define como la «acumulación excesiva de grasa corporal sin manifestaciones evidentes de disfunción orgánica o limitaciones funcionales.»
Según el doctor Ricardo Cohen, jefe del Centro Especializado en Obesidad y Diabetes del Hospital Alemán Oswaldo Cruz en Brasil: “La obesidad preclínica no se clasifica como enfermedad bajo los criterios tradicionales, ya que los individuos no presentan signos ni síntomas causados por el exceso de grasa. Sin embargo, está asociada a un mayor riesgo de desarrollar obesidad clínica y sus complicaciones metabólicas”.
Cómo se diagnostica
El diagnóstico de obesidad preclínica implica:
- Índice de Masa Corporal (IMC) mayor a 30.
- Mediciones adicionales: como circunferencia de cintura (≥102 cm en hombres y ≥88 cm en mujeres) y proporciones cintura-cadera o cintura-altura.
- Métodos directos: como la densitometría ósea (DEXA), que mide con precisión la grasa corporal.
El uso exclusivo del IMC ya no se recomienda, pues no distingue entre masa muscular, masa ósea y grasa corporal, lo que puede conducir a diagnósticos erróneos.
La obesidad preclínica permite identificar a las personas con riesgo elevado de complicaciones graves, como disfunción hepática, inflamación de bajo grado y problemas cardiovasculares. Según el doctor Éric Ravussin, investigador del Centro Pennington de la Universidad Estatal de Luisiana “Este concepto busca adelantar el diagnóstico antes de que aparezcan signos visibles de daño en los tejidos y órganos”.
El consenso recomienda una serie de intervenciones preventivas, que incluyen:
- Cambios en el estilo de vida: mejora de la dieta, aumento de la actividad física y manejo del estrés.
- Uso de fármacos antiobesidad: bajo supervisión médica y en casos específicos.
No todos los especialistas están de acuerdo con esta clasificación. La doctora Andreea Ciudin, endocrinóloga del Hospital Vall d’Hebron en España, expresó su preocupación: “Clasificar la obesidad como preclínica podría retrasar diagnósticos e intervenciones necesarias, ya que el daño metabólico suele estar presente incluso antes de que se manifiesten complicaciones evidentes”.
Ciudin comparó la situación con enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, donde las intervenciones comienzan antes de que se presenten complicaciones mayores.